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¿Qué es la nutrición ortomolecular? La Sociedad Española de Nutrición y Medicina Ortomolecular la define como “el equilibrio del medio interno, basado en los principios moleculares de la constitución celular […] Está definida por el uso de nutracéuticos basados en el principio de la nutrigenómica (nutrir al gen para que no se exprese el fenotipo) y nutrigenética (identificar el nutriente que tenga el efecto nutri-fármaco-genómico para equilibrar las células)”. Es decir, explicado de una forma más clara y menos técnica, la nutrición ortomolecular busca mejorar la salud a través de los nutrientes básicos, como aminoácidos, vitaminas y minerales que no son obtenidos mediante los alimentos. Para ello, se administran estas sustancias en dosis muy elevadas, algo que también tiene sus riesgos. La dieta busca consumir una elevada cantidad de agua, proteínas, grasas insaturadas y carbohidratos complejos Considerada una terapia alternativa, actualmente no tiene base científica, tal y como indica la Real Academia de Medicina, quien, además, en su diccionario de términos, afirma que “no existen estudios clínicos comparativos que demuestren su eficacia y seguridad”. Otras sociedades y organizaciones también se han declarado en contra de esta terapia no solo por los resultados adversos que se pueden obtener con ella, sino también porque no se debe utilizar como único tratamiento para curar ciertas enfermedades. Cómo se lleva a cabo Para realizar esta nutrición ortomolecular se busca actuar sobre cuatro frentes. Por un lado, el más importante, la dieta, en la cual se busca consumir una elevada cantidad de agua, proteínas, grasas insaturadas y carbohidratos complejos y dejar de lado los azúcares, los lácteos y las grasas insaturadas. Para complementar la dieta se hace uso de suplementos nutricionales, de donde se obtiene esta fuente mayor de vitaminas, minerales o aminoácidos. La necesidad de tomar suplementación se justifica dentro de la medicina ortomolecular debido a que no tenemos control sobre la cantidad exacta de micronutrientes que consumimos y que el uso de pesticidas, aditivos y similares empobrecen los valores. Este es precisamente el punto más controvertido de este tipo de nutrición, ya que el consumo de estos suplementos dispara la dosis consumida de micronutrientes. Pero además de la alimentación y la suplementación, también hace referencia a la necesidad de llevar unos hábitos de vida saludables (ejercicio, descanso, relajación…) y a combinarlos con otras terapias alternativas, como la reflexología o la homeopatía, aunque puede ser el propio individuo el que escoja cuáles quiere realizar. Controversia en la nutrición ortomolecular En este informe emitido por el Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas se califica de peligrosa la llamada nutrición ortomolecular. Concretamente, la engloba como “paracientífica, engañosa, fraudulenta y potencialmente peligrosa”. Para emitir este juicio, dicha asociación se apoya en que el consumo de estas sustancias que alaba este tipo de nutrición no debe exceder las dosis recomendadas por el Institute of Medicine o la European Food Safety Authority para evitar problemas a corto y largo plazo como vamos a mencionar en el párrafo siguiente. Por su parte, la Sociedad Americana del Cáncer afirma no solo que su eficacia no está demostrada, sino que también se desconoce una posible interacción con fármacos, suplementos u otros alimentos. Por tanto, los peligros de la nutrición ortomolecular pasan por evaluar los daños asociados a la sobredosis de ciertas vitaminas o minerales. ¿Es malo tomar muchas vitaminas o minerales? Los micronutrientes son básicos para el correcto funcionamiento del organismo del ser humano, sin embargo, una sobredosis de estos tiene también sus contraindicaciones. Excedernos con su consumo nos puede llevar a sufrir algunos problemas de salud, como, por ejemplo, los siguientes: Vitamina A: problemas en el hígado, náuseas, mareos, dolor de cabeza. Vitamina B6: sensibilidad al sol, náuseas, acidez estomacal. Vitamina C: cálculos renales, hemocromatosis, diarrea. Vitamina D: exceso de calcio, cálculos renales, mareos, debilidad muscular. Vitamina E: diarrea, hipertensión arterial, sangrados. Calcio: diarrea, cálculos renales, problemas en la vista. Hierro: oxidación, problemas intestinales, pérdida de cabello. Fósforo: trastornos de absorción de calcio, problemas renales, fallos cardiovasculares. Dosis diaria máxima recomendada en adultos Por cada una de las sustancias de las que hemos hablado anteriormente, se establece médicamente que no se superen las siguientes cantidades. Todas estas cifras se van a expresar en términos recomendados para adultos. En caso de mujeres embarazadas, lactantes o menores de edad se deberían consultar las variaciones. Comenzamos con las vitaminas y, en el caso de la vitamina A, la dosis máxima diaria recomendada es de 3.000 mcg por día, mientras que la vitamina C se establece en 2.000 mcg diarios. La cantidad de vitamina E nunca debe superar los 1.000 mcg/día. Cifras inferiores se muestran en el caso de la vitamina B6 o la vitamina D (en ambos casos se establece en 100 mcg/día). Por su parte, en el lado de los minerales que hemos mencionado en el apartado anterior, el calcio debe quedarse por debajo de los 2.500 mg diarios, mientras que el fósforo puede alcanzar los 4.000 mg al día. Muy por debajo se sitúa el hierro, que no debe sobrepasar los 45 mg/día si no queremos sufrir hemocromatosis (el nombre que recibe el exceso de este mineral). Recordamos que estamos hablando en todo momento de cantidad para adultos y que en el caso de niños y embarazadas puede haber diferencias.
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